Narcis Molins i Fábregas en los recuerdos de Vlady
Asocio el nombre de Molins con la adolescencia cuando, de manera inconsciente, se hacen cosas que influyen en el resto de la vida. Era un hombre moreno, robusto, bajito, con unos bigotes bien recortados y la cara típicamente española. Cuando lo conocí, sin darme cuenta, lo escogí como maestro, tal vez porque transmitía seguridad. Yo diría que Molins, como todo buen militante, tenía una vocación de pedagogo; le gustaba enseñar. Era el representante del POUM en París y sin ser un líder famoso, era un cuadro de gran capacidad y de mucha calidad humana. Queda en mi memoria como el arquetipo del obrero culto que sabe trabajar con las manos y con la cabeza, una figura del siglo XIX que se ha ido borrando con el tiempo.
Narcis Molins i Fábrega [1910-1964] procedía de un pueblo enclavado en las montañas de Cataluña desde donde, a lo lejos, se divisan las aguas agitadas del Mediterráneo. Su familia era paupérrima, pero muy niño Molins tuvo facilidad con el latín y, gracias a la ayuda de un cura, se fue a Barcelona a estudiar para sacerdote. No era su vocación: pronto dejó el seminario, trabajó de pastelero y a los 14 o 15 años ya era sindicalista. Allí empezó a desarrollarse como periodista, llegando después a ser redactor en jefe de La Batalla, el periódico del POUM. A pesar de haber ido a la escuela, Molins fue un autodidacta que además de poseer una sólida preparación política se interesó también en ciencia, religión, literatura antigua y moderna (recuerdo nuestras largas discusiones sobre D'Annunzio y Pirandello), y los historiadores de la antigüedad clásica.
Lo vi por primera vez hacia 1937, en el local del POUM de París donde yo hacía trabajo militante llevando recados e imprimiendo volantes. Molins habrá tenido unos cuarenta años y, a pesar de estar muy ocupado, encontraba el tiempo para orientarme y compartir mis inquietudes. Recién llegado de la Unión Soviética, yo vivía con la pesadilla de los procesos de Moscú. Contemporáneamente, en España se desarrollaba la doble contrarrevolución fascista y estalinista. Por ser defensor de un socialismo libertario radicalmente diferente al modelo soviético, el POUM, junto a los anarquistas, se convirtió en el blanco de sangrientas intrigas tejidas desde Moscú. La sede poumista de París era estratégica para los contactos internacionales del partido. Molins, que tenía un don para tratar con la gente y era muy versátil, se metía en todos los medios y en todos los café (en París muchas cosas acontecen en los cafés) haciendo un trabajo magnifico. Por ejemplo, había entablado amistad con el director de Air France que le ayudaba a mandar y recibir cosas a España.
En el local del POUM, encontré a mucha gente: sobre todo españoles e italianos. Entre estos, recuerdo a los hermanos Rosselli, después asesinados por los fascistas y a Angelo Tasca, fundador del Partido Comunista Italiano y uno de sus primeros disidentes.1 Pronto, Molins me tomó bajo su protección y se convirtió en una especie de confidente y preceptor. Yo era un adolescente inmaturo: nunca había convivido con gente de mi edad y era muy avanzado en algunos aspectos y muy atrasado en otros. Molins fue como un hermano mayor y me enseñó muchísimo. A pesar de que no sabía de pintura comprendió mi vocación y me estimuló a que dibujara. Cuando, después de terminar el trabajo, yo iba al Louvre, él intentaba darme consejos y, al día siguiente, me hacía preguntas sobre lo que había visto.
Molins fue el inspirador y la cabeza del grupo Nouveau Depart en el que yo milité y, aunque por su tareas en el POUM, no siempre participaba en las reuniones, su función fue clave para todos nosotros.2 En una época de gran división en el seno del movimiento obrero, él dio la idea de la unión por la base, independientemente de las diferencias de partido. Era el planteamiento de la revuelta asturiana de 1934. Molins había participado en la UHP quedando marcado por esos acontecimientos sobre los cuales había incluso escrito un libro.3 Cuando lo conocí, sus simpatías políticas iban hacia Trotsky, aunque siempre mantuvo una gran independencia de criterios.
Recuerdo que tuvo graves problemas con la IV Internacional. Cuando se dio la ruptura entre el POUM y Trotsky, los de la Cuarta intentaron convencerlo para que hiciera una escisión y se llevara la caja.. Molins no aceptó. Aquí, debo abrir un paréntesis para decir que hago una diferencia entre Trotsky y los trotskistas. Algunos eran peores que los agentes de Stalin. Por mi parte, sin ser partidario de una escisión pensaba que la posición de Trotsky era la correcta. ¿Cuál fue el problema entre Trotsky y el POUM? Las diferencias principales se centraban en la participación del POUM en el gobierno del Frente Popular (a lo cual Trotsky se oponía) y, ya estallada la revolución en la cuestión de las milicias revolucionarias. Éstas estaban integradas por los militantes de los diferentes grupos y Trotsky pensaba -con razón- que su disolución de dichas milicias e integración en el ministerio de la Generalitat era un grave error. Con el pretexto de ganar la guerra y bajo la presión de Moscú, el gobierno del Frente Popular integró las milicias en un ejército regular. El POUM estaba en desacuerdo con esta política, sin embargo, para no quedarse aislado, aceptó, lo cual provocó la ruptura definitiva con Trotsky.4
Mientras la izquierda se desgarraba en peleas intestinas, en España la guerra se perdía junto a la perspectiva de una revolución libertadora. El fascismo triunfaba en toda Europa y, en 1940, al llegar los nazis a las puertas de París, tuvimos que huir. Algunos, como Mathias Corvin, se fueron a la clandestinidad, otros fueron ejecutados por los nazis. Mi padre, Laurette Séjourné (su nueva compañera) y yo nos quedamos hasta el último momento y, a falta de trenes, nos fuimos de la ciudad caminando, hasta que un taxi nos ayudó a cruzar la línea de fuego y nos fuimos hacia el sur. Molins se marchó junto a nosotros.5 Nos separamos en Dijon y nos juntamos de nuevo en Marsella, en donde junto a otros compañeros, decidimos realizar un proyecto que mantuviese vivas nuestras ideas. No sabíamos que aquella iniciativa se materializaría un año después, en México en la revista Mundo.
A los pocos meses, tuvimos que dispersarnos otra vez y, gracias a la ayuda de Varian Fry, Molins se fue a África en donde se quedó un año viviendo con los beduinos.6 Amaba el desierto y lo conocía desde joven, cuando había sido soldado. Llegó a México un año después de nosotros y jugó un papel importante en el grupo de exilados no estalinistas que se creó en los cuarenta. Rápidamente, se integró a la redacción de Mundo y al grupo del que mi padre era la cabeza principal.
Aquí en México, a diferencia de otros, nunca se metió a hacer negocios e intentó trabajar como periodista, con escasos resultados, a pesar de su gran capacidad. Ese hombre, tan comprometido con la revolución mundial, se apagó ante su derrota. Todavía joven, pero aislado y muy enfermo, murió en Cuautla en los años sesenta, sin que yo pudiera hacer nada para ayudarle. Ahora, más de medio siglo después, comprendo que con Molins, es con quien aprendí más.
Vlady
(Recopilación y notas, Claudio Albertani, febrero 1993)
1 Carlo (1899-1937) y Nello (1900-1937) Rosselli: militantes del grupo antifascista Giustizia e Libertà, asesinados en 1937 por encargo de los servicios secretos italianos. Carlo intentó una síntesis de los valores socialistas y libertarios en la obra Socialismo liberal (1928). Nello es autor de importantes estudios sobre el movimiento obrero (Mazzini y Bakunin, 1928 y Carlo Pisacane nel Risorgimento italiano, 1932). Angelo Tasca (1892-1960): integrante junto a Antonio Gramsci, Palmiro Togliatti y Umberto Terracini del grupo Ordine Nuovo (1919-20), fue expulsado del partido en 1929.
2 Nouveau Départ (Nuevo Comienzo) fue un pequeño grupo antitotalitario que existió en París, a finales de los años treinta y que incluía militantes de filiación anarquista, trotskista y socialista. Entre ellos estaba Dina Vierny (1919-2009), entonces modelo del escultor Aristide Maillol, de la cual Vlady realizó varios retratos.
3 Unión de Hermanos Proletarios, organización formada por la CNT-FAI (anarquistas), PSOE-UGT (partido socialista y su sindicato), PCE-CGTU (Partido Comunista y su sindicato) y la Alianza Obrero y Campesina, de Joaquín Maurín y Julián Gorkin, núcleo del futuro POUM. La insurrección de Asturias inició en octubre de 1934 con la proclamación de la república socialista por parte de los mineros que crearon una red de Comités revolucionarios en los barrios de las ciudades y en los pueblos. En 10 días se organizó una Armada Roja integrada por unos 30 mil mineros. La insurrección fue aplastada gracias a la intervención de la Legión y de los Regulares marroquíes, sin embargo quedó como el primer intento de los obreros de crear una unión desde abajo y tomar el poder por medio de organismos de clase.
4 A pesar de esta política frentista, en mayo de 1937, sobre- por instigación de Moscú, se desencadenó una encarnizada represión en contra del POUM y de los anarquistas de la CNT-FAI que culminó con los asesinatos, entre otros, de Andreu Nin, Germinal Vidal (secretario de la organización juvenil del POUM) y del anarquista italiano Camillo Berneri.
5 En sus memorias, Serge cuenta la huida de París bajo el acoso de los nazis junto a un "camarada español". Ahora, por el testimonio de Vlady, sabemos que es Molins.
6 Varian Fry (1907-1967), creó en Marsella el Comité Americano de Socorro (CAS) que ayudó a miles de personas a fugarse de la persecución de los nazis. Véase: Varian Fry, Surrender on Demand, 1945.